Habrás oído hablar de las landing pages (o páginas de aterrizaje), incluso puede que te hayan recomendado que hagas una o varias, mientras en tu cabeza se organiza toda la información sobre marketing digital que posees, todos los comentarios de colegas y todo lo que sabes que hace tu competencia.
¿No? ¿Por landing page no te viene nada?
No te preocupes, en realidad sabes perfectamente lo que es, has visto un montón y seguramente has utilizado alguna para comprar, suscribirte a un newsletter, perdir un presupuesto...
Definiendo que es gerundio
Empecemos por explicar qué es una landing page: se trata de una plataforma online que tiene como objetivo fundamental que el usuario contacte con nosotros o nos haga un pedido. Lo más habitual es que esté completamente orientada a un producto o servicio.
Una landing (para hacerlo más corto) puede estar en nuestra página web corporativa o no, incluso podemos adquirir y usar un dominio específico para ella. Seguro que te viene a la cabeza una de esas promociones con un dominio bien extremado que a todos nos han chocado en alguna ocasión.
Lo más común es que se trate de páginas muy sencillas en lo referente a navegación: no tenemos menús, ni opciones, ni enlaces… aunque cada uno la estructura como quieres y como cree que servirá mejor a su estrategia digital y comercial.
Como decía, la landing es una página que puede estar centrada en una promoción concreta como, por ejemplo, un descuento, el envío gratuito, un 2x1, sin coste de instalación, primera visita gratis… Una oferta particular de uno de nuestros productos o servicios, o puede ser más generalista aunque pierde efectividad -demostrado-.
No veo claro el objetivo de una landing
En el mundo online los datos de un potencial cliente son un tesoro. No se trata de tener datos de contacto indiscriminados de toda la población mundial (cosa que, probablemente, no sería muy difícil de conseguir). Lo complicado es obtener los datos de alguien que sabemos con seguridad que esta interesado en productos o servicios como los que nosotros ofrecemos.
¿Y cómo podemos saber que es así? ¡Por qué ha llegado a nuestra landing page! Y los itinerarios por los que se llega a nuestra landing page están bien controlados.
¿Y cómo se llega a la landing si no es estrictamente una parte de mi página web?
Hay varias rutas para llegar a una página de aterrizaje -¿ves ahora el sentido del nombre?-. Lo más usual es que el enlace a la página lo encontremos en un newsletter, en anuncios online como los de Google Adwords, banners, tweets promocionados, anuncios de Facebook… El usuario lee el newsletter o el anuncio y decide que le interesa nuestra promoción y hace clic en el enlace que le lleva a la landing.
Una vez allí, encuentra la información relevante y concreta de lo que buscaba, información sobre la compañía que hace la promoción y ¡*EL FORMULARIO DE CONTACTO O COMPRA*! (es que es lo más importante de todo).
Ejemplos, ejemplos...
Imaginemos que he visto unas chancletas con ruedas estupendas pero que no tengo ni idea de dónde las venden. Hago la búsqueda en Google “chancletas con ruedas” y el primer anuncio que me aparece es el de RollingChanclets que hasta mediados de éste mes tiene una promoción de “2x1 y envío gratis”.
Hago clic. El enlace no me lleva a rollingchanclets.com sino a un subdominio cómo promociones.rollingchanclets.com o un dominio completamente diferente como quierounveranorodado.com. He aterrizado con éxito en su landing page.
Lo que me encuentro es (idealmente claro, hay landings malas, mediocres, buenas y maravillosas): un diseño que, con la combinación de colores, textos y excelentes fotos, me evoca inmediatamente pies fresquitos y velocidad.
Hay un sencillo menú que me lleva a bloques de información situados más abajo en la página. Éstos son los imprescindibles para ver los modelos disponibles para ésta oferta y saber un poco de la compañía para que me genere confianza: estoy a punto de hacer una compra online y eso siempre me tensa.
Omnipresente se encuentra el formulario de compra, en éste caso, súper sencillo y rápido de completar. Venga, ya que las he encontrado, ¡me las compro!
RollingChanclets no sólo ha conseguido una venta, sino que ya tiene mis datos para mandarme ofertas, futuras promociones y recordarme que, cuando me canse o se me rompan las chacletas que acabo de comprar, siempre puedo comprar unas nuevas.
La estructura de la landing me sitúa exactamente dónde la compañía me quiere, no hay distracciones superfluas adicionales, sólo se muestra la información referente a la promoción, que se ajusta exactamente a lo que yo quería, por que ¡yo misma la he buscado!
Tener una landing nos permite además recoger un montón de datos sobre la visitas y hacer un seguimiento exhaustivo de nuestras campañas de email marketing o de anuncios para poder optimizarlas. Al ser una fuente continua de datos muy focalizados podemos hacer mejoras constantes en nuestra estrategia.
Sobre los detalles de cómo tiene que ser una página de aterrizaje perfecta, atención a próximos posts.
Os dejo con una muestra real que me parece muy clara. ¿Any comments?
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